miércoles, 27 de enero de 2021

INVENTARIOS

 


Ayer salió la lancha Nueva Esparta, o cómo hacer un inventario de existencias.

No es que cavile. La indignación es tan voraz, que se come todo lo que hago, o voy pensando. Pasados unos días, se me niega el sosiego por vía de decreto, pero no es gran cosa. A otros venezolanos les tronchan la vida, que para respirar en Venezuela mi hermano, hay que pedirle permiso al tirano.

Que me olvide, dicen. Que me calle. Que guarde la compostura. Coño, cómo quisiera. Alguien que me preste su cuarto de los peroles para yo meter mis vainas porque aquí ya no hay espacio.

Un laíto ahí, broder.

Hacer como si nada pasara sería para mí como un full day en Los Roques o algo por el estilo. Busco de meterme de lleno en un libro y me embadurno con su historia. Una epopeya de verdes de selva con expedicionarios valientes que me ven del otro lado del tiempo.

De pronto, desde una foto el rostro del señor Lichy, papá de Atahualpa, a través de algún extraño artificio, se va convirtiendo en el de mi profesor de Derecho Penal I, el doctor Raúl Mathison, aquel de la elegancia a la medida. Intelectual en toda regla, con su voz pastosa y grave de esas que espantan guacharacas, un día llegó al salón preguntando: -¿Quién sabe lo que es el tatbestand? ¿No hay nadie aquí? ¿Y el tatbestandmasiskäit? ¿Alguno de ustedes que haya repasado la conducta delictual y su encuadramiento con la disposición legal para que la ley surta sus efectos?

Ya el tipo se estaba arrechando cuando con voz de trueno quiso saber si al menos un alumno, por pura casualidad, habría levantado la tapa de "El Crimen Inconsciente", el libro de Abel Sánchez Peláez. Silencio espectral en el aula.

Yo, creyéndome tocado por los dioses, respondí con aplomo en esa oportunidad, que había leído "Huellas" y así me lancé al caletre:


 "Son nuestras huellas

siglos e instantes,

estaciones floridas y melancólicas,

anhelamos un futuro distinto, que nos sea propicio en medio de dolores y alegrías..."


-Qué gracioso eres, vale. Dos puntos menos, sentenció. Con su dedo de salchicha me acusó casi de idiota por haber confundido al poeta Juan con su hermano Abel, el psiquiatra. Saciada su sed, Mathison volvió a ser el profe bueno que hablaba de teorías penales y de filósofos como Heidegger. "Dos puntos menos por bolsa", me dije.

Es que las leyes, los pensadores, los profesores y tantas idas y venidas a la biblioteca "Rojas Astudillo", ante toda esta perenne y monumental tragedia, se fueron al carajo. Mathison ahora mismo se volvería a morir. ¿Cómo es que aquí hay crimen y hay pena y hasta tenemos las leyes, y sin embargo son nuestros muertos, culpables y puertas que conducen a la misma estancia llamada dictadura? Es como preguntarle al pulpero si el queso que vende es fresco: -Es de antielito, pruebe una lajita, dice el criminal en cadena nacional.

Pero no solamente se trata de las teorías jurídicas o sociales y menos de teorías económicas. Lo que importa en realidad es precisamente eso, torcer la realidad y adulterar el inventario de existencias:

-¿Hay sobrevivientes?

- No, presidente.

-Bueno, del carajo. Si por casualidad queda alguno, me lo ahogan debajo del agua. La gente se muere todos los días, qué coño, ¿Uhm?

¿Inventario de existencias? Ahí no metieron a mi viejo pero yo lo incluyo. Mi padre murió hace tres años en un sitio al que extrañamente llaman hospital. Ahí lo mataron ¿Podrá ser sumado a la ingente cantidad de muertos que la dictadura ordena para meterle miedo a los que vayan quedando?

Nos matan y palcarajo. Nos matan bien muertos en las indignas salas de redacción de muchos portales y canales, ahora convertidas en puticas de polvo de gallo:

"En otro orden de ideas, detuvieron al dueño del peñero", afirman, dejando por fuera del cintillo a los ahogados para que se hundan en el mar del olvido de una puta buena vez: " -ahora las cifras del Covid". Embullen a los pendejos. El dólar paralelo, ¡bajó! ¡Qué éxito! Coño mano, ¡Qué alegría! ¡Se armó un limpio! De importancia capital mentir o bien, adulterar la noticia. Un gafo encorbataíto del canal 8 hablando a modo de guía espiritual: sonríe, sonríe. Qué bello es todo en el país que va dando tumbos pasillaneando, pasillaneando, en lomos del caballo, caracoleando, caracoleando.

A mí me harta la canción del "llevo tu luz y tu aroma en mi piel". Sí. Qué ladilla esa vaina si consideras las oportunidades en que tuve que llevar a mi papá al Padre Machado para constatar mil veces que la máquina de quimio no servía. Inventario de existencias. Se supone que, finalizando el año, cada quien va haciendo su inventario. Este año ha sido imposible por el virus. Pero, debajo de esa desgracia viral, se esconden otras peores. Con esconder me refiero por ejemplo, a deslizar noticias que se supone, le hagan algo de justicia a la dictadura que nos oprime. No a nosotros. No a los venezolanos. Arrecho: en un alarde estratégico de nombre rimbombante, de esos que meten al Sebin en una peli de Tom Cruise, resulta que apresaron al dueño del peñero. (Música incidental de Misión Imposible, por favor). Como el tipo soltó la sopa, agarraron también al ominoso terrateniente contrarrevolucionario, amo y señor de la piazo e' finca de cocos de donde salió el peñero muy parecido a aquella lancha Nueva Esparta, que salió confiada, a recorrer los mares. Cuando se lo llevaron detenido, el carajo sólo atinó a decir: -qué esperanza pa'l que siembra coco.

Nadie habla de huidas pavorosas. No hay noticiero que diga que el estado Sucre es símbolo de toda la miseria y el hambre que padece Venezuela. Allá no llega la música de protesta de Alí Primera ni el vuelve a tu canto de turpial ni el qué triste se oye la lluvia.

Tú dirás que exagero: en el diario Últimas Noticias, afirman que no fue un accidente sino que a los veintiún pasajeros del peñero los mataron a tiros, como si la desgracia no tuviera una raíz llamada dictadura, como si la muerte le entregara una medalla al tirano para exonerarlo de culpas. Muerte, es muerte y su apellido es Maduro.

Decir que eres presidente porque las FFAA es tu guarda de corp es fácil y depinga. Como hacer un Tang. Una tragedia tan increíblemente grande cual es la venezolana, que viene y se le derrama por las comisuras del maldito bigote, y el tipo cayéndole a coba a todo el mundo: -Delcy, pónganle preparo a esos portus. Algunas panaderías abusan con el precio del pan de jamón. El C.C La Cascada prendió su arbolito, ¿Ah, Aristóbulo? Mafino...

Jorge Rodríguez, anda y le hablas de navidad a la comunidad del Municipio Valdés, en Güiria. Let is snow, Let is snow, Let is snow...porque lo que pasa mi pana, es que allá lo que hay es cocaína burriá y, ¿Quién los manda a huir del país por mis rutas de comercio? ¿Qué culpa tiene la estaca, si el sapo viene se ensarta?, se preguntará Diosdado.

Güiria la costa, 2:00 a.m.

Cocoteros conversando:

-Compa, mayor gentío. Otros que se van par coño. Cómo cambia la verga, mi primo. Desde el año catapúm lo que se veía era gente llegando... ¿Te acuerdas de Amyas Preston?

-Nojoda, ¿Y Colón? Mira, ya se fue el peñero... pobre gente.

-¡Allá! ¡Se devuelven nadando pero la resaca se los chupa!

-¡Marisco! ¡Lo están matando!

-Ahogados o pasados por el filo, es la misma vaina... ¿Cómo es que dicen en los barrios, hartos de llevar tanto coñazo?

-Tanto nadá pa' morí en la orilla...

-... Aquí es literal.

- Zi, zi, zi...


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario