Ha sido un poco raro. Después de asistir a la despedida de tantos amigos
y conocidos a lo largo y ancho del 2020, y sentirlas como si se trataran de
pérdidas cercanas, de esas de "pasa la botella ahí, no te la tomes toda, marico",
toparme de pronto con Pepe, parado en una esquina cual clavo flaco y muy largo,
constituye más que una rareza, un hallazgo exuberante.
A este Pepe tenía más de cuarenta años sin verlo y eso es mucho tiempo.
Ya tú sabes, por momentos dudé en saludarlo porque las gentes cambian, algunos
recuerdos migran y los sentimientos se van arrugando con nosotros como los
perros falderos que llevamos a cagar a un recodo apartado del parque para que
nada ni nadie los perturbe.
Ahí quieticos nos estamos con lo que vamos sintiendo y fuera del alcance
del que quiera hacernos daño. Con todo, el bueno de Pepe, sí. Lo llamo bueno,
dada la buenura que otorgan los años, porque Pepe hace cuarenta, era un tipo
muy diferente. Proveniente de un linaje de tahúres muy conocido -su abuelo fue
Félix Vargas Chacón, El Cumanés- Pepe Vargas, impelable habitué del "bar
con ambiente familiar" del viejo Domingo Ramírez, nos decía a la cuerda de
mocosos que nos asomábamos allí buscando vaina, que él aprendió a jugar Carga la
burra a los tres años de edad y que su primer boche clavao fue a los cinco.
Además nunca se vio en el pueblo a nadie tan joven como él entrar al
"Paralelo 38", hogar de las más putas más bellas del pueblo guardadas
celosamente y bajo llave por doña Rosa Fermín. Que si queríamos nos llevaba.
¡Ay! Nuestro sueño dorado estaba ahí mismitico, al alcance de un
billete, gracias al bueno de Pepe:
- Vamos a hacer una vaina: hagan una vaca, me la traen mañana, y el
viernes Senovia le da a cada uno su tatequieto.
- "Música paga no suena", le responde mi compinche Cobija e'
perro.
- ¡Verga, sí! ¡Ustedes son menores de edad mijitico! Iría preso de bola,
mi compa. Eso lleva trabajo y es riesgoso, así que Caifás mañana, o nada.
Al escuchar el ultimátum, mis amigos y yo, nos retiramos a las
escalinatas de la Catedral a sopesar hondamente los riesgos de tan comprometida
empresa. Cinco bolos por cabeza, era mucha plata pero, ¿quién puede con tantas
hormonas ahí dando vueltas?
Claro que Pepe nos tumbó. Nunca más apareció. El dueño del bar, Domingo
Ramírez, nos dijo que ese viernes muy temprano, Pepe se enroló en la Marina
Mercante y que quién nos manda de güelevergas.
¿El culpable de la estafa? El Chino, claro. Ese chaleco tiene sus buenos
43 años and cáuntin. Me gradué, me casé, tuve par de chamos, me divorcié, me
salieron canas y todavía uno que otro se acuerda del fulano caso de Pepe
Vargas, aquel que tuvo la pericia de dejar entendiendo a cinco carajitos que
ahora recuerdan la vaina entre risas y en medio del "pása la botella ahí,
no te la tomes toda, marico".
30 de diciembre de 2020. Los Teques,
por los lados de la Plaza Bolívar:
-¿Qué pasó, Pepe? ¿Te acuerdas de mi? ¿Talavaina mi hermano?
-¡Coñooooo! -exclama escrutándome la cara- como que sí me
acuerdo...Cumaná, ¿no? Domingo Ramírez, Senovia... sí. Oye perdónamesa, pero es
que me fui a conocer el mundo entero y regresé muchísimos años después a
Cumaná, de donde más nunca salí.
-Tranquilo, mi hermano. Me da muchísimo gusto verte.
Así, nos sentamos en una banca apartada de la plaza mayor de Los Teques.
Me contó que conoció Tumbuktú, que se casó en Kuala Lumpur. Que estuvo cuatro
años preso en Indonesia. Que alguien lo metió en un turbio negocio de drogas
con unos filipinos y coño...cayó preso otra vez. Que la cárcel lo cambió, y que
allí aprendió muchos oficios como el de la ebanistería que ahora ejerce.
Que la muerte es el gran mensajero y que las almas que parten son como
ríos que alguna vez van a dar a un delta inmenso en el que todas retozan como
perrillos felices, más allá del sol: un sitio que no es sitio, un tiempo sin
manecillas de relojes, sin premuras o retardos. Claramente, otro
songorocosongo.
Todo esto me lo contó Pepe ayer aquí, moviendo sus manos como si fueran
bielas o algo parecido:
- Es que, Chino: No logramos entender que un alma no nace con porque la
encarnen. Ese es un concepto muy banal si asumes que en nuestra sangre hay
restos de muy lejanas galaxias. Nos lamentamos porque con cada partida
recordamos nuestro precario y leve tránsito por este mundo, y eso es todo. Por
eso me dedico a la ebanistería. Hago urnas, que es un arte al que muy pocos se
dedican por ese miedo del carajo que nos traemos de otros tiempos. Le busco
abrigo a los cuerpos para que sus dolientes se despidan y no los critico, hay
que entender el fulano apego, y aprender toda esa vaina lleva tiempo.
-...pero Manzanero se murió. Y el negro Cuica. Y mi compai Guillermo
García Campos. Y José Félix. Y el poeta Carivano...porecitos chamo.
- Pobrecitos ustedes. Imagínate que Manzanero siga vivo pero que se
borren sus canciones. Para que en verdad trasciendan las almas, deben partir a
otro plano. Pana, ni Og Mandingo habla tanto. Debo irme, que toy ocupado, mi
hermanito.
Veo a Pepe a mi lado muy detenidamente. Lo imagino trabajando como un
gran pájaro carpintero dándole y dándole duro a una urna procurando que se
escapen para siempre y sin dar marcha atrás, aquellas almas viajeras.
Me volteo a ver si está abierta la cafetería para zamparnos par de
empanadas, pero erizándome caigo en cuenta de que acaba de decir que volvió y
nunca más salió de Cumaná ¿Y entonces quéjloqué? Reburujo en la banca y en la
plaza. Nada.
Llamo a Cumaná de una vez. Le pregunto a un pana si sabe algo de Pepe:
-¿Que fue, Chino? Pepe se murió hace seis meses, chamo. Lo mató er covi
por estar jorungando muertos en una funeraria por allá po-la subida del
cementerio. Por cierto, aquellos 5 bolos transfiéremelos que eso es un billete
ahora, mi primo jajaja.
(Ahí vamos otra vez con el chaleco)
-Marisco. Feliz año mi compa.
- Feliz año mi hermano, El Chino.
Allá en la cafetería le dan full volumen a una gaita: "¿Qué haré yo
cuando no tenga, en el bolsillo tres lochas?" Angustiante pregunta si
consideras que en Venezuela la inflación llegó al 3.042%. Con todo, sigamos. La
lucha es gorda. Grandota. Estamos metidos en el peor brete de la era
contemporánea que pueblo alguno haya enfrentado pero no tenemos otra
alternativa. A los panas que han partido para el delta, por favor me saludan a
mi padre Eduardo Álvarez. A mi sobrino Elías. A mi amado hermano Esdras
Álvarez. A los que vamos en pos de matricular, fuerza. Resistamos, que el ave
canta aunque la rama cruja. Feliz Año.
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