viernes, 12 de febrero de 2021

LOS OTROS QUE VOY LEYENDO

 http://www.xn--espaaescultura-tnb.es/es/obras_culturales/paraiso-perdido.html


El poema de John Milton, “El paraíso perdido”, se traslada al comic de la mano de Pablo Auladell.

Pablo Auladell ha llevado al cómic los 10.000 versos de “El paraíso perdido”, el poema que John Milton publicó en 1667 acerca del tema bíblico de la caída de Adán y Eva. Cuatro años más tarde y después de haber logrado publicarla, Pablo Auladell ha recibido el Premio Nacional de Cómic 2016. El jurado ha destacado el gran valor artístico y la gran fuerza visual en su recreación del clásico del poeta inglés del siglo XVII, John Milton. También han mencionado el tratamiento del color, el uso original de la iconografía de esta epopeya y la narrativa que consigue al mismo tiempo ser arquetípica y plenamente actual a través de los dibujos de cómic.





ANGELICALES

 




"Llevo toda la vida al borde de ser un ángel sin llegar a conseguirlo".

Mark Twain

A la orilla de una de las tantas playas interestelares, Dios se encontraba pensando. Cavilando pues y repasando sus cosas. Digamos que pensar ha sido siempre su divertimento favorito, pero dada la inmensidad inabarcable de su mente, no podríamos siquiera tratar de entender de qué va todo, allá en lo más alto del pináculo del cielo de los cielos desde donde Dios todo lo contempla. A lo sumo podemos soñarlo de lejos, aquí en medio de nuestra muy importante circunstancia terrenal, de modo que soñarlo un poco sería como olisquear en medio de la bruma de un bosque lluvioso... algo así. Ahora que lo pienso, pudiera ser que lo que estoy soñando no sea más que una semilla que Él alguna vez plantó en el devenir de un pestañeo. Digamos en un plin. Supongo que implantarme un sueño, para Él es tan simple como planificar una galaxia o abrir un par hoyos negros de esos bien tragones, pero qué voy a saber yo. Sabiéndose Alfa y Omega, un día de esos que se inventó para sentarse a pensar, Dios concluyó que algo habría de hacerse con tanta vastedad y tanto silencio sideral. La inmensidad estelar en esos tiempos antiguos, aún no tenía el nombre de universo y sobre estas cosas originarias, Él reflexionaba. En medio de su inmensurable infinitud, francamente no las tenía fácil. No es que tuviese problemas, sino que de su profundo y divino ensimismamiento, -que duró al menos tres siglos celestiales, o sea, cien millones de años de los nuestros- surgieron decisiones que afectarían los confines del nunca jamás de las galaxias más lejanas y aún no domesticadas por La Presencia, como también lo llamaban en los corrillos del barrio angelical.
-"He pensado", dijo al fin, parándose de la arena de todos los tiempos y de todas las playas negriazules del espacio. Y sacudiéndose los pantalones, también exclamó: "A trabajar".
Estas cuatro Palabras Esenciales: "He pensado. A trabajar", involucraban como te digo, una importante decisión. Una realmente grande. Monumental. Insólita, digamos.
-"Sea", sentenció desde su aliento de volcanes.
Y extendiendo su dedo hacia el frío y oscuro firmamento original, de pronto nació una estrella. Luego dos. Luego diez. Estas pequeñas metras, que se alejaban llenas del fulgor divino, parecían necesitar cierto orden y entonces, levantando una ceja, creó las órbitas y la gravedad
Volvió a estirar su brazo fundacional y fue así como surgieron miríadas de soles y planetas. "Esto, para empezar", concluyó satisfecho.
Labor extenuante esta de crear mundos nuevos, pero la ocasión era propicia para la celebración. El poderoso oboe de convocar pequeñas deidades sonó y por eso Lucifer se presentó:
-Divina Presencia, héme aquí.
-Téngase la bondad. Necesito una mesa larga. Y música y pasapalos. Que me traigan vino. Como candelabros, aquellos luceros. Me voy a mi trono, que allá los espero. Eso sí, nada de ángeles rubios con voces hermosas. Del polvo cósmico de mis entrañas nació un pequeño globo que por lo visto, ha pasado inadvertido frente a ustedes. Se llama Tierra. De allí tráigame a King Crimson, por favor. Luego a Coltrane con "My favorite things". Le pasaré mi playlist, de manera que no haya pele. ¡Mirad de qué van allá abajo!



-Ellos aún no han nacido, oh, Presencia Tutelar. De hecho, apenas nadan como pueden las amebas y otros bicharenguitos. Por cierto, según ha dispuesto, en cuestión de microsegundos nacerán voraces animales como el tigre. ¿No es demasiado otorgarle también dientes de sable? ¿No es injusto que se coman a los más pequeños? Los pobres conejos...asesinatos por doquier en todo el orbe sin posibilidad de escapatoria. No ha respirado nadie todavía y ya usted ha decretado la muerte de todos.
- ¿En serio? Ocasión, tiempo y oportunidad habrá para toda criatura. Sólo eso responderé. Por este ultraje te condenaré a vagar por los rincones más lóbregos del espacio. Ahí te estarás dos eternidades y media.
- No importa. Los ofidios se comerán a los sapos y estos desarrollarán una lengua larga para atrapar insectos. Las aves a su vez comerán pequeños moscos y gusanos y así. Más adelante vendrán el sexo libidinoso. Y lo que es peor, de su mente ha salido el orgasmo... ¡Qué cosa! Una idea novísima, eso sí. Debería irse a descansar. Deje que me encargue.
-Cuarenta eternidades poelpecho. ¡Fuera! Arcángel Gabriel, traiga la pantalla home theater de todos los tiempos y me la guinda en la constelación de Orión. Quisiera ver el futuro de la humanidad ahora mismo. Constatar pues, que harán con la autonomía que les otorgo, y cómo enfrentarán su propio tiempo sobre la Tierra. Ahí na' ma: Oh, ya saben enterrar sus muertos y cuidar a sus familias ¡Qué bien! Hmmm...lo malo es que aprendieron a matar para tomar el control de los demás...dale FF al VHS. Adelanta. Más. Ahíii.
-Divino, ese perol no existe. Bueno, en su momento será suplantado por otras tecnologías más veloces.
-Calla. A ver: etruscos, misterios del año de Pi, Edad Media, Savonarola, brujas de Salem, reyes de Europa, revoluciones...se siguen matando. Qué vaina. Y en mi nombre.
-¿Me permite una observación?
-A ver...
-Dele el señorío a los animales. Ellos matan por hambre y nada más. Pero estos tipos están locos, mire Usted...
-Tendré que morir con las botas puestas. Es un decir...
-¡ La Presencia! Es decir Your Jáigness, Su Presencia, mi Dios! ¡La guerra de los 100 días! ¡La guerra de secesión! ¡LAS GUERRAS MUNDIALES! ¡Y falta la Tercera! Estos solo piensan en dominarse unos a otros a cualquier costo. Pero nada se compara al populismo, ¡Oh!
-...lo he estropeado todo. Parece que la cagué. Es un decir. Tengo que pensar. Otra vez. Me sentaré al amparo de aquella luna, será. Gabriel en el futuro, por las noches, ¿quiénes me sueñan? Debería saberlo pero es que la cosa apenas está empezando y ya me tienen harto.
-Millones. El que esto escribe, por ejemplo. El mundo se empeña en que nada de esto existe pero el Chino es tenaz. Tiene la idea absurda de que todo cambiará. De que usted intervendrá. Lo malo es que piensa mucho en sexo. Culos y tetas y todo eso.
-Todos piensan en lo mismo, pero este lo dice. Mi pobre loquito...ahora le dio por escribir. Bueno, tiene tiempo en eso. Una de estas noches me lo traes en un sueño...por cierto...¿Qué está soñando este men?
-Con sus hijos, con libertad y con Simonetta, la de las pinturas, que es su sueño favorito.
- No sabe nada el muchacho. La humanidad completa querrá comer ahí. Es un decir. Por lo visto no podremos celebrar todavía. Buscaré una salida.
-Presencia, apúrese que el cuento va por las gotas mágicas...
-Ajá.

miércoles, 27 de enero de 2021

INVENTARIOS

 


Ayer salió la lancha Nueva Esparta, o cómo hacer un inventario de existencias.

No es que cavile. La indignación es tan voraz, que se come todo lo que hago, o voy pensando. Pasados unos días, se me niega el sosiego por vía de decreto, pero no es gran cosa. A otros venezolanos les tronchan la vida, que para respirar en Venezuela mi hermano, hay que pedirle permiso al tirano.

Que me olvide, dicen. Que me calle. Que guarde la compostura. Coño, cómo quisiera. Alguien que me preste su cuarto de los peroles para yo meter mis vainas porque aquí ya no hay espacio.

Un laíto ahí, broder.

Hacer como si nada pasara sería para mí como un full day en Los Roques o algo por el estilo. Busco de meterme de lleno en un libro y me embadurno con su historia. Una epopeya de verdes de selva con expedicionarios valientes que me ven del otro lado del tiempo.

De pronto, desde una foto el rostro del señor Lichy, papá de Atahualpa, a través de algún extraño artificio, se va convirtiendo en el de mi profesor de Derecho Penal I, el doctor Raúl Mathison, aquel de la elegancia a la medida. Intelectual en toda regla, con su voz pastosa y grave de esas que espantan guacharacas, un día llegó al salón preguntando: -¿Quién sabe lo que es el tatbestand? ¿No hay nadie aquí? ¿Y el tatbestandmasiskäit? ¿Alguno de ustedes que haya repasado la conducta delictual y su encuadramiento con la disposición legal para que la ley surta sus efectos?

Ya el tipo se estaba arrechando cuando con voz de trueno quiso saber si al menos un alumno, por pura casualidad, habría levantado la tapa de "El Crimen Inconsciente", el libro de Abel Sánchez Peláez. Silencio espectral en el aula.

Yo, creyéndome tocado por los dioses, respondí con aplomo en esa oportunidad, que había leído "Huellas" y así me lancé al caletre:


 "Son nuestras huellas

siglos e instantes,

estaciones floridas y melancólicas,

anhelamos un futuro distinto, que nos sea propicio en medio de dolores y alegrías..."


-Qué gracioso eres, vale. Dos puntos menos, sentenció. Con su dedo de salchicha me acusó casi de idiota por haber confundido al poeta Juan con su hermano Abel, el psiquiatra. Saciada su sed, Mathison volvió a ser el profe bueno que hablaba de teorías penales y de filósofos como Heidegger. "Dos puntos menos por bolsa", me dije.

Es que las leyes, los pensadores, los profesores y tantas idas y venidas a la biblioteca "Rojas Astudillo", ante toda esta perenne y monumental tragedia, se fueron al carajo. Mathison ahora mismo se volvería a morir. ¿Cómo es que aquí hay crimen y hay pena y hasta tenemos las leyes, y sin embargo son nuestros muertos, culpables y puertas que conducen a la misma estancia llamada dictadura? Es como preguntarle al pulpero si el queso que vende es fresco: -Es de antielito, pruebe una lajita, dice el criminal en cadena nacional.

Pero no solamente se trata de las teorías jurídicas o sociales y menos de teorías económicas. Lo que importa en realidad es precisamente eso, torcer la realidad y adulterar el inventario de existencias:

-¿Hay sobrevivientes?

- No, presidente.

-Bueno, del carajo. Si por casualidad queda alguno, me lo ahogan debajo del agua. La gente se muere todos los días, qué coño, ¿Uhm?

¿Inventario de existencias? Ahí no metieron a mi viejo pero yo lo incluyo. Mi padre murió hace tres años en un sitio al que extrañamente llaman hospital. Ahí lo mataron ¿Podrá ser sumado a la ingente cantidad de muertos que la dictadura ordena para meterle miedo a los que vayan quedando?

Nos matan y palcarajo. Nos matan bien muertos en las indignas salas de redacción de muchos portales y canales, ahora convertidas en puticas de polvo de gallo:

"En otro orden de ideas, detuvieron al dueño del peñero", afirman, dejando por fuera del cintillo a los ahogados para que se hundan en el mar del olvido de una puta buena vez: " -ahora las cifras del Covid". Embullen a los pendejos. El dólar paralelo, ¡bajó! ¡Qué éxito! Coño mano, ¡Qué alegría! ¡Se armó un limpio! De importancia capital mentir o bien, adulterar la noticia. Un gafo encorbataíto del canal 8 hablando a modo de guía espiritual: sonríe, sonríe. Qué bello es todo en el país que va dando tumbos pasillaneando, pasillaneando, en lomos del caballo, caracoleando, caracoleando.

A mí me harta la canción del "llevo tu luz y tu aroma en mi piel". Sí. Qué ladilla esa vaina si consideras las oportunidades en que tuve que llevar a mi papá al Padre Machado para constatar mil veces que la máquina de quimio no servía. Inventario de existencias. Se supone que, finalizando el año, cada quien va haciendo su inventario. Este año ha sido imposible por el virus. Pero, debajo de esa desgracia viral, se esconden otras peores. Con esconder me refiero por ejemplo, a deslizar noticias que se supone, le hagan algo de justicia a la dictadura que nos oprime. No a nosotros. No a los venezolanos. Arrecho: en un alarde estratégico de nombre rimbombante, de esos que meten al Sebin en una peli de Tom Cruise, resulta que apresaron al dueño del peñero. (Música incidental de Misión Imposible, por favor). Como el tipo soltó la sopa, agarraron también al ominoso terrateniente contrarrevolucionario, amo y señor de la piazo e' finca de cocos de donde salió el peñero muy parecido a aquella lancha Nueva Esparta, que salió confiada, a recorrer los mares. Cuando se lo llevaron detenido, el carajo sólo atinó a decir: -qué esperanza pa'l que siembra coco.

Nadie habla de huidas pavorosas. No hay noticiero que diga que el estado Sucre es símbolo de toda la miseria y el hambre que padece Venezuela. Allá no llega la música de protesta de Alí Primera ni el vuelve a tu canto de turpial ni el qué triste se oye la lluvia.

Tú dirás que exagero: en el diario Últimas Noticias, afirman que no fue un accidente sino que a los veintiún pasajeros del peñero los mataron a tiros, como si la desgracia no tuviera una raíz llamada dictadura, como si la muerte le entregara una medalla al tirano para exonerarlo de culpas. Muerte, es muerte y su apellido es Maduro.

Decir que eres presidente porque las FFAA es tu guarda de corp es fácil y depinga. Como hacer un Tang. Una tragedia tan increíblemente grande cual es la venezolana, que viene y se le derrama por las comisuras del maldito bigote, y el tipo cayéndole a coba a todo el mundo: -Delcy, pónganle preparo a esos portus. Algunas panaderías abusan con el precio del pan de jamón. El C.C La Cascada prendió su arbolito, ¿Ah, Aristóbulo? Mafino...

Jorge Rodríguez, anda y le hablas de navidad a la comunidad del Municipio Valdés, en Güiria. Let is snow, Let is snow, Let is snow...porque lo que pasa mi pana, es que allá lo que hay es cocaína burriá y, ¿Quién los manda a huir del país por mis rutas de comercio? ¿Qué culpa tiene la estaca, si el sapo viene se ensarta?, se preguntará Diosdado.

Güiria la costa, 2:00 a.m.

Cocoteros conversando:

-Compa, mayor gentío. Otros que se van par coño. Cómo cambia la verga, mi primo. Desde el año catapúm lo que se veía era gente llegando... ¿Te acuerdas de Amyas Preston?

-Nojoda, ¿Y Colón? Mira, ya se fue el peñero... pobre gente.

-¡Allá! ¡Se devuelven nadando pero la resaca se los chupa!

-¡Marisco! ¡Lo están matando!

-Ahogados o pasados por el filo, es la misma vaina... ¿Cómo es que dicen en los barrios, hartos de llevar tanto coñazo?

-Tanto nadá pa' morí en la orilla...

-... Aquí es literal.

- Zi, zi, zi...


 

martes, 12 de enero de 2021

PEPE Y EL MUNDO ENTERO

 

 

 


 

 

Ha sido un poco raro. Después de asistir a la despedida de tantos amigos y conocidos a lo largo y ancho del 2020, y sentirlas como si se trataran de pérdidas cercanas, de esas de "pasa la botella ahí, no te la tomes toda, marico", toparme de pronto con Pepe, parado en una esquina cual clavo flaco y muy largo, constituye más que una rareza, un hallazgo exuberante.

 

A este Pepe tenía más de cuarenta años sin verlo y eso es mucho tiempo. Ya tú sabes, por momentos dudé en saludarlo porque las gentes cambian, algunos recuerdos migran y los sentimientos se van arrugando con nosotros como los perros falderos que llevamos a cagar a un recodo apartado del parque para que nada ni nadie los perturbe.

 

Ahí quieticos nos estamos con lo que vamos sintiendo y fuera del alcance del que quiera hacernos daño. Con todo, el bueno de Pepe, sí. Lo llamo bueno, dada la buenura que otorgan los años, porque Pepe hace cuarenta, era un tipo muy diferente. Proveniente de un linaje de tahúres muy conocido -su abuelo fue Félix Vargas Chacón, El Cumanés- Pepe Vargas, impelable habitué del "bar con ambiente familiar" del viejo Domingo Ramírez, nos decía a la cuerda de mocosos que nos asomábamos allí buscando vaina, que él aprendió a jugar Carga la burra a los tres años de edad y que su primer boche clavao fue a los cinco. Además nunca se vio en el pueblo a nadie tan joven como él entrar al "Paralelo 38", hogar de las más putas más bellas del pueblo guardadas celosamente y bajo llave por doña Rosa Fermín. Que si queríamos nos llevaba.

 

¡Ay! Nuestro sueño dorado estaba ahí mismitico, al alcance de un billete, gracias al bueno de Pepe:

 

- Vamos a hacer una vaina: hagan una vaca, me la traen mañana, y el viernes Senovia le da a cada uno su tatequieto.

 

- "Música paga no suena", le responde mi compinche Cobija e' perro.

 

- ¡Verga, sí! ¡Ustedes son menores de edad mijitico! Iría preso de bola, mi compa. Eso lleva trabajo y es riesgoso, así que Caifás mañana, o nada.

 

Al escuchar el ultimátum, mis amigos y yo, nos retiramos a las escalinatas de la Catedral a sopesar hondamente los riesgos de tan comprometida empresa. Cinco bolos por cabeza, era mucha plata pero, ¿quién puede con tantas hormonas ahí dando vueltas?

 

Claro que Pepe nos tumbó. Nunca más apareció. El dueño del bar, Domingo Ramírez, nos dijo que ese viernes muy temprano, Pepe se enroló en la Marina Mercante y que quién nos manda de güelevergas.

 

¿El culpable de la estafa? El Chino, claro. Ese chaleco tiene sus buenos 43 años and cáuntin. Me gradué, me casé, tuve par de chamos, me divorcié, me salieron canas y todavía uno que otro se acuerda del fulano caso de Pepe Vargas, aquel que tuvo la pericia de dejar entendiendo a cinco carajitos que ahora recuerdan la vaina entre risas y en medio del "pása la botella ahí, no te la tomes toda, marico".

30 de diciembre de 2020. Los Teques, por los lados de la Plaza Bolívar:

 

-¿Qué pasó, Pepe? ¿Te acuerdas de mi? ¿Talavaina mi hermano?

 

-¡Coñooooo! -exclama escrutándome la cara- como que sí me acuerdo...Cumaná, ¿no? Domingo Ramírez, Senovia... sí. Oye perdónamesa, pero es que me fui a conocer el mundo entero y regresé muchísimos años después a Cumaná, de donde más nunca salí.

 

-Tranquilo, mi hermano. Me da muchísimo gusto verte.

 

Así, nos sentamos en una banca apartada de la plaza mayor de Los Teques. Me contó que conoció Tumbuktú, que se casó en Kuala Lumpur. Que estuvo cuatro años preso en Indonesia. Que alguien lo metió en un turbio negocio de drogas con unos filipinos y coño...cayó preso otra vez. Que la cárcel lo cambió, y que allí aprendió muchos oficios como el de la ebanistería que ahora ejerce.

 

Que la muerte es el gran mensajero y que las almas que parten son como ríos que alguna vez van a dar a un delta inmenso en el que todas retozan como perrillos felices, más allá del sol: un sitio que no es sitio, un tiempo sin manecillas de relojes, sin premuras o retardos. Claramente, otro songorocosongo.

 

Todo esto me lo contó Pepe ayer aquí, moviendo sus manos como si fueran bielas o algo parecido:

 

- Es que, Chino: No logramos entender que un alma no nace con porque la encarnen. Ese es un concepto muy banal si asumes que en nuestra sangre hay restos de muy lejanas galaxias. Nos lamentamos porque con cada partida recordamos nuestro precario y leve tránsito por este mundo, y eso es todo. Por eso me dedico a la ebanistería. Hago urnas, que es un arte al que muy pocos se dedican por ese miedo del carajo que nos traemos de otros tiempos. Le busco abrigo a los cuerpos para que sus dolientes se despidan y no los critico, hay que entender el fulano apego, y aprender toda esa vaina lleva tiempo.

 

-...pero Manzanero se murió. Y el negro Cuica. Y mi compai Guillermo García Campos. Y José Félix. Y el poeta Carivano...porecitos chamo.

 

- Pobrecitos ustedes. Imagínate que Manzanero siga vivo pero que se borren sus canciones. Para que en verdad trasciendan las almas, deben partir a otro plano. Pana, ni Og Mandingo habla tanto. Debo irme, que toy ocupado, mi hermanito.

Veo a Pepe a mi lado muy detenidamente. Lo imagino trabajando como un gran pájaro carpintero dándole y dándole duro a una urna procurando que se escapen para siempre y sin dar marcha atrás, aquellas almas viajeras.

 

Me volteo a ver si está abierta la cafetería para zamparnos par de empanadas, pero erizándome caigo en cuenta de que acaba de decir que volvió y nunca más salió de Cumaná ¿Y entonces quéjloqué? Reburujo en la banca y en la plaza. Nada.

 

Llamo a Cumaná de una vez. Le pregunto a un pana si sabe algo de Pepe:

 

-¿Que fue, Chino? Pepe se murió hace seis meses, chamo. Lo mató er covi por estar jorungando muertos en una funeraria por allá po-la subida del cementerio. Por cierto, aquellos 5 bolos transfiéremelos que eso es un billete ahora, mi primo jajaja.

(Ahí vamos otra vez con el chaleco)

 

-Marisco. Feliz año mi compa.

 

- Feliz año mi hermano, El Chino.

 

Allá en la cafetería le dan full volumen a una gaita: "¿Qué haré yo cuando no tenga, en el bolsillo tres lochas?" Angustiante pregunta si consideras que en Venezuela la inflación llegó al 3.042%. Con todo, sigamos. La lucha es gorda. Grandota. Estamos metidos en el peor brete de la era contemporánea que pueblo alguno haya enfrentado pero no tenemos otra alternativa. A los panas que han partido para el delta, por favor me saludan a mi padre Eduardo Álvarez. A mi sobrino Elías. A mi amado hermano Esdras Álvarez. A los que vamos en pos de matricular, fuerza. Resistamos, que el ave canta aunque la rama cruja. Feliz Año.

 

lunes, 14 de diciembre de 2020

HAKUNA MATATA O DAME DOS PERROS CON TODO



De algún rincón de mi mente, en medio de la noche, surgió de pronto, aquella vez en que llevé a mi hijo a un cumpleaños de parques. Me refiero a esas fiestas al aire libre con perros calientes, cotufas, cornetas estridentes y payasos. Allá, bajo aquel árbol frondoso, estaba un muchacho todo risas, vestido cual saltimbanquis. A su lado, una joven pintaba caritas y otra sentada a su lado, dominaba perfectamente el arte de hacer animales enlazando globos de colores: una fiesta para niños a todo dar.


Día de algarabías floreciendo en todas partes, el saltimbanquis que te nombro, hacía también de cuentacuentos y así, frente al público infantil, se lanzó con su relato: "Caminaba por una vereda completamente verde. Las casas eran también muy verdes. En el cielo danzaban nubes verdes y hasta el sol era verde. La gente, las farolas y los carros, ¿de qué color eran? díganme ustedes, niñitos:

-Eran veeeeerdesssss, responden todos a una, burbujeantes entre risas.

- ¡Muy bien! ¡Muy bien!. De pronto, -prosigue-, me detiene un policía con su uniforme verde y su sombrero verde que me dice entre palabras muy verdes: No puedes entrar a este cuento.

-¿Pero, por qué, si todo es tan hermosamente verde?





-Mírate...


-Y allí estaba yo, niñitos, vestido de azul, con mis zapatos azules, mis manos azules, mi cabellera azul y sonriendo entre azules, le respondo:


-¡Perdón, señor policía, es que me equivoqué de cuento!

Fin de la historia. Qué chévere.


Todo mundo celebró entre aplausos, el bonito relato.Todos, menos Víctor, mi hijo. Como mucho, asomaría una sonrisa de medio ganchete para no desentonar y lo peor, después, a un perro caliente sólo le metió un mordisco. Eso sí estaba muy raro.


Ya de regreso al carro, y a través del denso matorral de risas, Víctor va amasando la que considero que fue la primera angustia de su vida:


- Papi, ese cuento no sirve. No quisiera estar en un pueblo de verdes donde el único azul sea yo.


Escuchar esa declaración de un pichurro de seis años, te digo que desconcierta.


Traté de explicarle en palabras simples, que en determinados momentos de su vida podría suceder que se sintiera igual que el niño de azules. Que entendiera que a veces la gente no logra ver más allá de sus narices y que en resumidas cuentas...


-Papi, tengo hambre. Cómprame un perro con todo, como los tuyos.


Esa interrupción me salvó la vida, o lo salvó a él de una larga perorata. Es que no sabía cómo explicarle toda la vaina metafilosófica que entraña el simple hecho de vivir:


-Okey, es una fiesta y son gratis, voy por uno pa'cada uno y nos sentamos en aquella banca tranquilitos... pero a ti no te gusta la cebolla. Te pica, ¿recuerdas?.


-Ya soy grande, responde concluyente.


A estas alturas, me sentía tan orgulloso como el Rey León parado junto a Simba en cualquier aprisco, así tipo: Hijo, algún día gobernarás estas tierras...


De modo que nos sentamos con dos perros calientes -con todo- y dos kolitas.


Allá el santimbanquis, repartiendo golosinas entre los demás niños, y aquí yo a punto de sostener una de las conversaciones más profundas de mi vida:


Papi: - ¿Cuando eras niño existían los payasos?


Iba entendiendo que acaso mi hijo creía que de muchachito mi casa era alguna cueva rupestre y que para vivir, tenía que alcanzarle a mi padre un tarro lleno de onoto con el que pintaría en las paredes jirafas y cunaguaros:


-Pues sí, se llamaban Gaby, Fofó y Miliki. ¿Qué tal la cebolla?, pregunto intentando deslizar un cambio sinuoso en el discurso:


-Pica un poquito, pero no importa. Papá, ¿tú fuiste un niño verde o un niño azul?


- Muchas veces me tocó ser azul y algunas otras, verde. Pero, siendo verde, nunca le negué a ningún niño azul que jugara con nosotros.


-Sí. El otro día en la escuela, se metían con una niña muy flaquita y yo la defendí. Después fue mi novia.


- Eso está muy bien. No sabía que tuvieses ya una novia...


-Me gustan las Payasitas Ni Fú, Ni Fá.


- A mí también, hijo. A mi también.


- ¿Cuál?


- Poniéndome morisquetero, le canté: ¡Unpocoloco! ¡Unpocoloco!


-Papi, esa nooo...la otra payasa, valeee.


-Ajá. Bueno, está bien.


Luego, en el carro, le di inicio a mi famosa monserga sobre los derechos de las minorías, y poniendo el acento en que tener un punto de vista distinto o ser diferente al resto, era algo muy natural y que el pato y la guacharaca y que Martin Luther King y tal...pero mi hijo hace rato que dormía en el asiento de atrás.


Volviendo a esta madrugada del 5 de diciembre de 2020, lo veo otra vez rendido en el carro después de aquella fiestica. Pienso que mi hijo me enseñó a ser mejor persona a partir de ese día, lo cual es mucho decir si consideras que provengo de un mundo antiguo y campirano en el que clavarle su coñazo al que te tocara el rostro -o por casualidad el culo- formaba parte fundamental del pensum de la vida.


Hoy en día mi hijo es un señor abogado. Decidió seguir mis pasos, que llaman, aunque intenté disuadirlo muchas veces. Cuando conoces las leyes venezolanas y ves que todas se arrodillan graciosamente ante el tirano, ni te cuento la indignación que eso concita.


Ayer pasé a saludarlo por su oficina para invitarle un café. Caminando por la selva de concreto, vemos que por la avenida viene un camión de plataforma pintado de rojo, con sendas cornetas y un carajo encima cual reina de carnaval quien junto a dos ayudantes llamaba a votar por el Psuv para ayudar a Maduro:


- Mira papá: Gaby, Fofó y Miliki...pero qué bolas tienen estos tipos.


- Sí vale, igualito. ¿Cómo está tu mamá? (Otra vez deslizo un cambio, tú sabes).


-Bien, bien. Papá, estas pseudo elecciones son igualitas a aquel cuento verde. Los partidos podrán ser variopintos, pero son la misma vaina. Los azules somos más y sin embargo, todo se reduce a controlarnos por la fuerza.


Y por ahí se espepitó Víctor. Fue como escucharme a mí mismo.


-Vente -le digo-. Vamos por unos perros calientes. Tenemos que comer para vivir.


- Y votar para poder comer, dijo el coñoesumadre aquel, responde el chamo.


Cuando tienes un hijo y resulta que con el tiempo se vuelve más sabio y reflexivo que tú, el mandao está hecho. Así que en plena calle, sin pararle bolas y delante de un perrero extrañado, comienzo con aquello de: Es el ciclooooo, el cicloooo sin finnnnnm:


-Viejo, ya vale, que estamos en la calle.


-No seas tú tan pendejo. A mi no me mandes a callar... Hakuna Matata, es mi forma de ser.


- Tú no cambias padre mío, me dice entre risas. Señor, por favor, dos perros con todo.