"Llevo toda la vida al borde de ser un ángel sin llegar a conseguirlo".
Blog oficial del escritor Eziongeber Chino Álvarez
"Llevo toda la vida al borde de ser un ángel sin llegar a conseguirlo".
No es que cavile. La indignación es tan voraz,
que se come todo lo que hago, o voy pensando. Pasados unos días, se me niega el
sosiego por vía de decreto, pero no es gran cosa. A otros venezolanos les
tronchan la vida, que para respirar en Venezuela mi hermano, hay que pedirle
permiso al tirano.
Que me olvide, dicen. Que me calle. Que guarde
la compostura. Coño, cómo quisiera. Alguien que me preste su cuarto de los
peroles para yo meter mis vainas porque aquí ya no hay espacio.
Un laíto ahí, broder.
Hacer como si nada pasara sería para mí como
un full day en Los Roques o algo por
el estilo. Busco de meterme de lleno en un libro y me embadurno con su
historia. Una epopeya de verdes de selva con expedicionarios valientes que me
ven del otro lado del tiempo.
De pronto, desde una foto el rostro del señor
Lichy, papá de Atahualpa, a través de algún extraño artificio, se va
convirtiendo en el de mi profesor de Derecho Penal I, el doctor Raúl Mathison,
aquel de la elegancia a la medida. Intelectual en toda regla, con su voz
pastosa y grave de esas que espantan guacharacas, un día llegó al salón
preguntando: -¿Quién sabe lo que es el tatbestand?
¿No hay nadie aquí? ¿Y el tatbestandmasiskäit?
¿Alguno de ustedes que haya repasado la conducta delictual y su encuadramiento
con la disposición legal para que la ley surta sus efectos?
Ya el tipo se estaba arrechando cuando con voz
de trueno quiso saber si al menos un alumno, por pura casualidad, habría
levantado la tapa de "El Crimen Inconsciente", el libro de Abel
Sánchez Peláez. Silencio espectral en el aula.
Yo, creyéndome tocado por los dioses, respondí
con aplomo en esa oportunidad, que había leído "Huellas" y así me
lancé al caletre:
siglos e instantes,
estaciones floridas y melancólicas,
anhelamos un futuro distinto, que nos sea propicio en medio de
dolores y alegrías..."
-Qué gracioso eres, vale. Dos puntos menos,
sentenció. Con su dedo de salchicha me acusó casi de idiota por haber
confundido al poeta Juan con su hermano Abel, el psiquiatra. Saciada su sed,
Mathison volvió a ser el profe bueno que hablaba de teorías penales y de
filósofos como Heidegger. "Dos puntos menos por bolsa", me dije.
Es que las leyes, los pensadores, los
profesores y tantas idas y venidas a la biblioteca "Rojas Astudillo",
ante toda esta perenne y monumental tragedia, se fueron al carajo. Mathison
ahora mismo se volvería a morir. ¿Cómo es que aquí hay crimen y hay pena y
hasta tenemos las leyes, y sin embargo son nuestros muertos, culpables y
puertas que conducen a la misma estancia llamada dictadura? Es como preguntarle
al pulpero si el queso que vende es fresco: -Es de antielito, pruebe una
lajita, dice el criminal en cadena nacional.
Pero no solamente se trata de las teorías
jurídicas o sociales y menos de teorías económicas. Lo que importa en realidad
es precisamente eso, torcer la realidad y adulterar el inventario de
existencias:
-¿Hay sobrevivientes?
- No, presidente.
-Bueno, del carajo. Si por casualidad queda
alguno, me lo ahogan debajo del agua. La gente se muere todos los días, qué
coño, ¿Uhm?
¿Inventario de existencias? Ahí no metieron a
mi viejo pero yo lo incluyo. Mi padre murió hace tres años en un sitio al que
extrañamente llaman hospital. Ahí lo mataron ¿Podrá ser sumado a la ingente
cantidad de muertos que la dictadura ordena para meterle miedo a los que vayan
quedando?
Nos matan y palcarajo. Nos matan bien muertos
en las indignas salas de redacción de muchos portales y canales, ahora
convertidas en puticas de polvo de gallo:
"En otro orden de ideas, detuvieron al
dueño del peñero", afirman, dejando por fuera del cintillo a los ahogados
para que se hundan en el mar del olvido de una puta buena vez: " -ahora
las cifras del Covid". Embullen a los pendejos. El dólar paralelo, ¡bajó!
¡Qué éxito! Coño mano, ¡Qué alegría! ¡Se armó un limpio! De importancia capital
mentir o bien, adulterar la noticia. Un gafo encorbataíto del canal 8 hablando
a modo de guía espiritual: sonríe, sonríe. Qué bello es todo en el país que va
dando tumbos pasillaneando, pasillaneando, en lomos del caballo, caracoleando,
caracoleando.
A mí me harta la canción del "llevo tu
luz y tu aroma en mi piel". Sí. Qué ladilla esa vaina si consideras las
oportunidades en que tuve que llevar a mi papá al Padre Machado para constatar
mil veces que la máquina de quimio no servía. Inventario de existencias. Se
supone que, finalizando el año, cada quien va haciendo su inventario. Este año
ha sido imposible por el virus. Pero, debajo de esa desgracia viral, se
esconden otras peores. Con esconder me refiero por ejemplo, a deslizar noticias
que se supone, le hagan algo de justicia a la dictadura que nos oprime. No a
nosotros. No a los venezolanos. Arrecho: en un alarde estratégico de nombre
rimbombante, de esos que meten al Sebin en una peli de Tom Cruise, resulta que
apresaron al dueño del peñero. (Música incidental de Misión Imposible, por favor). Como el tipo soltó la sopa, agarraron
también al ominoso terrateniente contrarrevolucionario, amo y señor de la piazo
e' finca de cocos de donde salió el peñero muy parecido a aquella lancha Nueva
Esparta, que salió confiada, a recorrer los mares. Cuando se lo llevaron
detenido, el carajo sólo atinó a decir: -qué esperanza pa'l que siembra coco.
Nadie habla de huidas pavorosas. No hay
noticiero que diga que el estado Sucre es símbolo de toda la miseria y el
hambre que padece Venezuela. Allá no llega la música de protesta de Alí Primera
ni el vuelve a tu canto de turpial ni el qué triste se oye la lluvia.
Tú dirás que exagero: en el diario Últimas
Noticias, afirman que no fue un accidente sino que a los veintiún pasajeros del
peñero los mataron a tiros, como si la desgracia no tuviera una raíz llamada
dictadura, como si la muerte le entregara una medalla al tirano para exonerarlo
de culpas. Muerte, es muerte y su apellido es Maduro.
Decir que eres presidente porque las FFAA es
tu guarda de corp es fácil y depinga. Como hacer un Tang. Una tragedia tan
increíblemente grande cual es la venezolana, que viene y se le derrama por las
comisuras del maldito bigote, y el tipo cayéndole a coba a todo el mundo:
-Delcy, pónganle preparo a esos portus. Algunas panaderías abusan con el precio
del pan de jamón. El C.C La Cascada prendió su arbolito, ¿Ah, Aristóbulo?
Mafino...
Jorge Rodríguez, anda y le hablas de navidad a
la comunidad del Municipio Valdés, en Güiria. Let is snow, Let is snow, Let is
snow...porque lo que pasa mi pana, es que allá lo que hay es cocaína burriá y,
¿Quién los manda a huir del país por mis rutas de comercio? ¿Qué culpa tiene la
estaca, si el sapo viene se ensarta?, se preguntará Diosdado.
Güiria la costa, 2:00 a.m.
Cocoteros conversando:
-Compa, mayor gentío. Otros que se van par
coño. Cómo cambia la verga, mi primo. Desde el año catapúm lo que se veía era
gente llegando... ¿Te acuerdas de Amyas Preston?
-Nojoda, ¿Y Colón? Mira, ya se fue el
peñero... pobre gente.
-¡Allá! ¡Se devuelven nadando pero la resaca
se los chupa!
-¡Marisco! ¡Lo están matando!
-Ahogados o pasados por el filo, es la misma
vaina... ¿Cómo es que dicen en los barrios, hartos de llevar tanto coñazo?
-Tanto nadá pa' morí en la orilla...
-... Aquí es literal.
- Zi, zi, zi...
Ha sido un poco raro. Después de asistir a la despedida de tantos amigos
y conocidos a lo largo y ancho del 2020, y sentirlas como si se trataran de
pérdidas cercanas, de esas de "pasa la botella ahí, no te la tomes toda, marico",
toparme de pronto con Pepe, parado en una esquina cual clavo flaco y muy largo,
constituye más que una rareza, un hallazgo exuberante.
A este Pepe tenía más de cuarenta años sin verlo y eso es mucho tiempo.
Ya tú sabes, por momentos dudé en saludarlo porque las gentes cambian, algunos
recuerdos migran y los sentimientos se van arrugando con nosotros como los
perros falderos que llevamos a cagar a un recodo apartado del parque para que
nada ni nadie los perturbe.
Ahí quieticos nos estamos con lo que vamos sintiendo y fuera del alcance
del que quiera hacernos daño. Con todo, el bueno de Pepe, sí. Lo llamo bueno,
dada la buenura que otorgan los años, porque Pepe hace cuarenta, era un tipo
muy diferente. Proveniente de un linaje de tahúres muy conocido -su abuelo fue
Félix Vargas Chacón, El Cumanés- Pepe Vargas, impelable habitué del "bar
con ambiente familiar" del viejo Domingo Ramírez, nos decía a la cuerda de
mocosos que nos asomábamos allí buscando vaina, que él aprendió a jugar Carga la
burra a los tres años de edad y que su primer boche clavao fue a los cinco.
Además nunca se vio en el pueblo a nadie tan joven como él entrar al
"Paralelo 38", hogar de las más putas más bellas del pueblo guardadas
celosamente y bajo llave por doña Rosa Fermín. Que si queríamos nos llevaba.
¡Ay! Nuestro sueño dorado estaba ahí mismitico, al alcance de un
billete, gracias al bueno de Pepe:
- Vamos a hacer una vaina: hagan una vaca, me la traen mañana, y el
viernes Senovia le da a cada uno su tatequieto.
- "Música paga no suena", le responde mi compinche Cobija e'
perro.
- ¡Verga, sí! ¡Ustedes son menores de edad mijitico! Iría preso de bola,
mi compa. Eso lleva trabajo y es riesgoso, así que Caifás mañana, o nada.
Al escuchar el ultimátum, mis amigos y yo, nos retiramos a las
escalinatas de la Catedral a sopesar hondamente los riesgos de tan comprometida
empresa. Cinco bolos por cabeza, era mucha plata pero, ¿quién puede con tantas
hormonas ahí dando vueltas?
Claro que Pepe nos tumbó. Nunca más apareció. El dueño del bar, Domingo
Ramírez, nos dijo que ese viernes muy temprano, Pepe se enroló en la Marina
Mercante y que quién nos manda de güelevergas.
¿El culpable de la estafa? El Chino, claro. Ese chaleco tiene sus buenos
43 años and cáuntin. Me gradué, me casé, tuve par de chamos, me divorcié, me
salieron canas y todavía uno que otro se acuerda del fulano caso de Pepe
Vargas, aquel que tuvo la pericia de dejar entendiendo a cinco carajitos que
ahora recuerdan la vaina entre risas y en medio del "pása la botella ahí,
no te la tomes toda, marico".
30 de diciembre de 2020. Los Teques,
por los lados de la Plaza Bolívar:
-¿Qué pasó, Pepe? ¿Te acuerdas de mi? ¿Talavaina mi hermano?
-¡Coñooooo! -exclama escrutándome la cara- como que sí me
acuerdo...Cumaná, ¿no? Domingo Ramírez, Senovia... sí. Oye perdónamesa, pero es
que me fui a conocer el mundo entero y regresé muchísimos años después a
Cumaná, de donde más nunca salí.
-Tranquilo, mi hermano. Me da muchísimo gusto verte.
Así, nos sentamos en una banca apartada de la plaza mayor de Los Teques.
Me contó que conoció Tumbuktú, que se casó en Kuala Lumpur. Que estuvo cuatro
años preso en Indonesia. Que alguien lo metió en un turbio negocio de drogas
con unos filipinos y coño...cayó preso otra vez. Que la cárcel lo cambió, y que
allí aprendió muchos oficios como el de la ebanistería que ahora ejerce.
Que la muerte es el gran mensajero y que las almas que parten son como
ríos que alguna vez van a dar a un delta inmenso en el que todas retozan como
perrillos felices, más allá del sol: un sitio que no es sitio, un tiempo sin
manecillas de relojes, sin premuras o retardos. Claramente, otro
songorocosongo.
Todo esto me lo contó Pepe ayer aquí, moviendo sus manos como si fueran
bielas o algo parecido:
- Es que, Chino: No logramos entender que un alma no nace con porque la
encarnen. Ese es un concepto muy banal si asumes que en nuestra sangre hay
restos de muy lejanas galaxias. Nos lamentamos porque con cada partida
recordamos nuestro precario y leve tránsito por este mundo, y eso es todo. Por
eso me dedico a la ebanistería. Hago urnas, que es un arte al que muy pocos se
dedican por ese miedo del carajo que nos traemos de otros tiempos. Le busco
abrigo a los cuerpos para que sus dolientes se despidan y no los critico, hay
que entender el fulano apego, y aprender toda esa vaina lleva tiempo.
-...pero Manzanero se murió. Y el negro Cuica. Y mi compai Guillermo
García Campos. Y José Félix. Y el poeta Carivano...porecitos chamo.
- Pobrecitos ustedes. Imagínate que Manzanero siga vivo pero que se
borren sus canciones. Para que en verdad trasciendan las almas, deben partir a
otro plano. Pana, ni Og Mandingo habla tanto. Debo irme, que toy ocupado, mi
hermanito.
Veo a Pepe a mi lado muy detenidamente. Lo imagino trabajando como un
gran pájaro carpintero dándole y dándole duro a una urna procurando que se
escapen para siempre y sin dar marcha atrás, aquellas almas viajeras.
Me volteo a ver si está abierta la cafetería para zamparnos par de
empanadas, pero erizándome caigo en cuenta de que acaba de decir que volvió y
nunca más salió de Cumaná ¿Y entonces quéjloqué? Reburujo en la banca y en la
plaza. Nada.
Llamo a Cumaná de una vez. Le pregunto a un pana si sabe algo de Pepe:
-¿Que fue, Chino? Pepe se murió hace seis meses, chamo. Lo mató er covi
por estar jorungando muertos en una funeraria por allá po-la subida del
cementerio. Por cierto, aquellos 5 bolos transfiéremelos que eso es un billete
ahora, mi primo jajaja.
(Ahí vamos otra vez con el chaleco)
-Marisco. Feliz año mi compa.
- Feliz año mi hermano, El Chino.
Allá en la cafetería le dan full volumen a una gaita: "¿Qué haré yo
cuando no tenga, en el bolsillo tres lochas?" Angustiante pregunta si
consideras que en Venezuela la inflación llegó al 3.042%. Con todo, sigamos. La
lucha es gorda. Grandota. Estamos metidos en el peor brete de la era
contemporánea que pueblo alguno haya enfrentado pero no tenemos otra
alternativa. A los panas que han partido para el delta, por favor me saludan a
mi padre Eduardo Álvarez. A mi sobrino Elías. A mi amado hermano Esdras
Álvarez. A los que vamos en pos de matricular, fuerza. Resistamos, que el ave
canta aunque la rama cruja. Feliz Año.
De algún rincón de mi mente, en medio de la noche, surgió de pronto, aquella vez en que llevé a mi hijo a un cumpleaños de parques. Me refiero a esas fiestas al aire libre con perros calientes, cotufas, cornetas estridentes y payasos. Allá, bajo aquel árbol frondoso, estaba un muchacho todo risas, vestido cual saltimbanquis. A su lado, una joven pintaba caritas y otra sentada a su lado, dominaba perfectamente el arte de hacer animales enlazando globos de colores: una fiesta para niños a todo dar.
Día de algarabías floreciendo en todas partes, el saltimbanquis que te nombro, hacía también de cuentacuentos y así, frente al público infantil, se lanzó con su relato: "Caminaba por una vereda completamente verde. Las casas eran también muy verdes. En el cielo danzaban nubes verdes y hasta el sol era verde. La gente, las farolas y los carros, ¿de qué color eran? díganme ustedes, niñitos:
-Eran veeeeerdesssss, responden todos a una, burbujeantes entre risas.
- ¡Muy bien! ¡Muy bien!. De pronto, -prosigue-, me detiene un policía con su uniforme verde y su sombrero verde que me dice entre palabras muy verdes: No puedes entrar a este cuento.
-¿Pero, por qué, si todo es tan hermosamente verde?
-Mírate...
-Y allí estaba yo, niñitos, vestido de azul, con mis zapatos azules, mis manos azules, mi cabellera azul y sonriendo entre azules, le respondo:
-¡Perdón, señor policía, es que me equivoqué de cuento!
Fin de la historia. Qué chévere.
Todo mundo celebró entre aplausos, el bonito relato.Todos, menos Víctor, mi hijo. Como mucho, asomaría una sonrisa de medio ganchete para no desentonar y lo peor, después, a un perro caliente sólo le metió un mordisco. Eso sí estaba muy raro.
Ya de regreso al carro, y a través del denso matorral de risas, Víctor va amasando la que considero que fue la primera angustia de su vida:
- Papi, ese cuento no sirve. No quisiera estar en un pueblo de verdes donde el único azul sea yo.
Escuchar esa declaración de un pichurro de seis años, te digo que desconcierta.
Traté de explicarle en palabras simples, que en determinados momentos de su vida podría suceder que se sintiera igual que el niño de azules. Que entendiera que a veces la gente no logra ver más allá de sus narices y que en resumidas cuentas...
-Papi, tengo hambre. Cómprame un perro con todo, como los tuyos.
Esa interrupción me salvó la vida, o lo salvó a él de una larga perorata. Es que no sabía cómo explicarle toda la vaina metafilosófica que entraña el simple hecho de vivir:
-Okey, es una fiesta y son gratis, voy por uno pa'cada uno y nos sentamos en aquella banca tranquilitos... pero a ti no te gusta la cebolla. Te pica, ¿recuerdas?.
-Ya soy grande, responde concluyente.
A estas alturas, me sentía tan orgulloso como el Rey León parado junto a Simba en cualquier aprisco, así tipo: Hijo, algún día gobernarás estas tierras...
De modo que nos sentamos con dos perros calientes -con todo- y dos kolitas.
Allá el santimbanquis, repartiendo golosinas entre los demás niños, y aquí yo a punto de sostener una de las conversaciones más profundas de mi vida:
Papi: - ¿Cuando eras niño existían los payasos?
Iba entendiendo que acaso mi hijo creía que de muchachito mi casa era alguna cueva rupestre y que para vivir, tenía que alcanzarle a mi padre un tarro lleno de onoto con el que pintaría en las paredes jirafas y cunaguaros:
-Pues sí, se llamaban Gaby, Fofó y Miliki. ¿Qué tal la cebolla?, pregunto intentando deslizar un cambio sinuoso en el discurso:
-Pica un poquito, pero no importa. Papá, ¿tú fuiste un niño verde o un niño azul?
- Muchas veces me tocó ser azul y algunas otras, verde. Pero, siendo verde, nunca le negué a ningún niño azul que jugara con nosotros.
-Sí. El otro día en la escuela, se metían con una niña muy flaquita y yo la defendí. Después fue mi novia.
- Eso está muy bien. No sabía que tuvieses ya una novia...
-Me gustan las Payasitas Ni Fú, Ni Fá.
- A mí también, hijo. A mi también.
- ¿Cuál?
- Poniéndome morisquetero, le canté: ¡Unpocoloco! ¡Unpocoloco!
-Papi, esa nooo...la otra payasa, valeee.
-Ajá. Bueno, está bien.
Luego, en el carro, le di inicio a mi famosa monserga sobre los derechos de las minorías, y poniendo el acento en que tener un punto de vista distinto o ser diferente al resto, era algo muy natural y que el pato y la guacharaca y que Martin Luther King y tal...pero mi hijo hace rato que dormía en el asiento de atrás.
Volviendo a esta madrugada del 5 de diciembre de 2020, lo veo otra vez rendido en el carro después de aquella fiestica. Pienso que mi hijo me enseñó a ser mejor persona a partir de ese día, lo cual es mucho decir si consideras que provengo de un mundo antiguo y campirano en el que clavarle su coñazo al que te tocara el rostro -o por casualidad el culo- formaba parte fundamental del pensum de la vida.
Hoy en día mi hijo es un señor abogado. Decidió seguir mis pasos, que llaman, aunque intenté disuadirlo muchas veces. Cuando conoces las leyes venezolanas y ves que todas se arrodillan graciosamente ante el tirano, ni te cuento la indignación que eso concita.
Ayer pasé a saludarlo por su oficina para invitarle un café. Caminando por la selva de concreto, vemos que por la avenida viene un camión de plataforma pintado de rojo, con sendas cornetas y un carajo encima cual reina de carnaval quien junto a dos ayudantes llamaba a votar por el Psuv para ayudar a Maduro:
- Mira papá: Gaby, Fofó y Miliki...pero qué bolas tienen estos tipos.
- Sí vale, igualito. ¿Cómo está tu mamá? (Otra vez deslizo un cambio, tú sabes).
-Bien, bien. Papá, estas pseudo elecciones son igualitas a aquel cuento verde. Los partidos podrán ser variopintos, pero son la misma vaina. Los azules somos más y sin embargo, todo se reduce a controlarnos por la fuerza.
Y por ahí se espepitó Víctor. Fue como escucharme a mí mismo.
-Vente -le digo-. Vamos por unos perros calientes. Tenemos que comer para vivir.
- Y votar para poder comer, dijo el coñoesumadre aquel, responde el chamo.
Cuando tienes un hijo y resulta que con el tiempo se vuelve más sabio y reflexivo que tú, el mandao está hecho. Así que en plena calle, sin pararle bolas y delante de un perrero extrañado, comienzo con aquello de: Es el ciclooooo, el cicloooo sin finnnnnm:
-Viejo, ya vale, que estamos en la calle.
-No seas tú tan pendejo. A mi no me mandes a callar... Hakuna Matata, es mi forma de ser.
- Tú no cambias padre mío, me dice entre risas. Señor, por favor, dos perros con todo.
Se casó la bemba e' burro con el pescuezo e' violín.
(Del Canto del pilón)
Bueno sí, encantadora la lírica de nuestra canciones provinciales. Fundamentos reales de nuestro acervo cultural, los cantos de tierra adentro nos ayudan a darnos forma como nación o al menos, eso creemos. Esta estrofa en particular, pertenece al Canto del pilón. No puedo decirte las veces que lo montaron en los actos culturales de la escuela. No lo pelaban. La puesta en escena la vi los cinco años seguiítos que duró mi instrucción primaria y al igual que tú, me lo sé de memoria. Ahhhh...el canto del pilón...nuestra bella tierra y su gente... Venezuela en la ruta del sol, decían los afiches de Conahotu y, qué bellos los tucusos. Los labriegos, la campiña...
Muy linda tonada. Bien depinga y folklórica la cosa ésta del pilón. Hay otra, de Luis Mariano, que más o menos toca la misma temática costumbrista que quiero destacar acá. En Mi comai Juana María una anciana se desgrana en preocupaciones con su comadre Juana María. Es que su nieta Francisca Antonia para hacer el cuento corto, salió preñá. El asunto va más allá, porque resulta que el novio de la muchacha, el hijo de Bernabé, es más flojo que guate'gallina. ¿Lo del pilón? Bueno. La letra da cuenta de un matrimonio civil que se celebra allá arriba en aquel cerro y chévere. Lo malo es que una de las negras que le da duro al pilón, le dice a la otra esto que te traigo: la Bemba e' burro, esa bichita, cree que todo se lo merece. Su compañera desde el otro pilón le desliza al oído con acritud: ... y vive en un piazo e' rancho que el viento se lo estremece...
Así vamos. Puro chisme. A muchos les parece normal sacarle tiras a la gente. Propalan especies cuyo origen desconocen. Se inventan las vainas más locas hechos los paisas.
...el perro de la casa se levanta y sale pallá, pallá pa' fuera porque no le gusta peliá...
Estas maneras de triangular tipo túmedices-yoledigo-éldice, no las inventó Diosdado Cabello sino que nos acompañan desde el principio de los tiempos. Puedo imaginarme fácilmente a un neandertal confiándole al otro:
-Fulana por fin me paró bolas, mi compa. Me la llevo a la cueva, y ráspalo Chuchú.
-Verifica - ponderaría hondamente su compinche - si pare antes de tiempo, el carajito es de zutano. Es que ella se le metió porlosojo...tú sabes cómo es esa...
Entonces son los cuentos y relatos de honda raigambre latinoamericana como la leyenda del Horcón, los que llenan el imaginario general.
Eso, y los chismes.
Ahora si tú te pones a ver, no todo radiobemba es malo o incierto. De repente y tal, Francisca Antonia aflojó rapidito y... pobre anciana. En relación con el canto del pilón, quizás las muchachas tenían en salsa a Pescuezo e' violín pero el tipo se fijó fue en Bemba e' burro y al verlo casándose con esta última exclamarían amargamente que en adelante buscarían a un tipo solterito que huela a piña madura y no a hombres como Pescuezo. Coños de su madre Pescuezo e' violín, Bemba e' burro y también Francisca Antonia, ¿ah?
Es que tantos años hablando la paja hereje del resto, no nos prepararon para todo lo que venía. Es demasiado. Antes, pontificábamos sobre las cotidianidades del barrio, es decir, chismeábamos localmente. Ahora tenemos a todo el mundo en nuestros dedos pero esos dedos no son nuestros. Permíteme decirte que no me refiero algunos amigos que hacen vida conmigo aquí porque generalmente abordan el tema con seriedad. Sin importar que se esté de acuerdo o no con ellos, hay respeto y consideración de parte y parte. Pero otros... se enfurruñan y dejan hasta el pellejo en un malhadado comentario. Me recuerdan a mi tía Teresa que en paz descanse, porque esa señora vivía todo el tiempo arrecha y chismeando. Probablemente cada chisme la llenaba de rabia. O decantaba su rabia en cada chisme, nunca pude descubrirlo.
Con todo, yo me pregunto si alguno de los protozoarios que a estas alturas insisten en que Tintori le pegó cacho a López y que ese carajito no es de él, si han pagado una semana de cana. Una sola. O si por casualidad saben lo que es orinar en una botella plástica de dos litros por todo el tiempo que dure tu estancia en el peor lugar del mundo.
Qué facilidad para el chisme.
Arriba te digo que aunque pisemos las teclas, los dedos no son nuestros.
Es bueno que te vayas imaginando de una puta buena vez, que el cotilleo al que te dedicas, es parte de un libreto que te imponen y tú riendote como un pendejo. Oye, he sufrido.
Los tipos de Inteligencia que trabajan para la dictadura, SON la dictadura. SON ellos nuestro enemigo. SON a ellos a quienes les conviene que estemos en la eterna vaina de echarnos paja unos a otros. El día que usted vea a Diosdado en tales menesteres contra Maduro o al revés, es que la tiranía se fue al carrizo. Pueda que caigan juntos pero verlos separados será tan lindo como un orgasmo compartido. Mientras tanto, usted a esos zarrapastrosos los ve unidos digan lo que digan, y es aquí donde podrían recriminarme que lo que nos hace grandes es precisamente que no somos iguales…
¿En serio? Usted puede pensar lo que quiera. Dígalo no más. Pero, hágame el favor: ¿A cuenta de qué se ven largos hilos despotricando de Roland Carreño en razón de sus preferencias sexuales? ¿Por qué, vale? Chismes y chistes. Cotorreos de muy baja estofa entre nosotros, sí y sólo sí estamos comprendiendo el valor de llamarnos nosotros. Si somos nosotros, ¿por qué tiene que prevalecer el tú o el yo? El nosotros en definitiva no es nuestro. El nosotros es de ellos y lo imponen ellos. Cuando quieren nos separan echando a andar un bulo y p'al carajo los enfermos. Deben tener miles en el pendrai: -Dáte con la vaina de la invasión de los peñeros ahí y búscame un cafecito para vacilarme los comentarios de este post.
El chisme mexicano: Tengo un primo que vive frente al zócalo en Ciudad de México que me echó el cuento: AMLO fue el que ayudó Leopoldo chamo. Ah, pues.
Yo digo: los chismosos no saben lo que es que venga una gorila a meterle el dedo a tu esposa el día de visita. El dictador, ¿para qué necesitaría un ejército de hackers si nos tiene a nosotros repitiendo ad infinitum que con el oro de Londres fue que se compró Leopoldo López una mansión en el barrio de Salamanca?
No esperan nada estos autómatas y verificar no les es dable. Se lanzan rebosantes en chismes y parece mentira pero los venezolanos hemos llegado a predios inusitados. En estos campos no hay vacas mariposas con su terné, sino una maraña donde importa es precisamente el desafuero y el chisme. Se habla de los chilenos y se despotrica de los bolivianos pero, ¿Y nosotros qué? Bueno, en el eterno ñemeo de intentar dividirnos. Se nos da fácil. No sabemos lo que queremos, y lo que sabemos lo ubicamos en el: -Lo que pasa es que ese tipo me cae mal el coñoemadre. Biden persigue carajitas. Trump es un atorrante. Yo digo que cualquiera de los dos que gane pues que meta mano como es. El mundo libre verá pacá y dirán: pobres pollitos bajo la lluvia. Niños perdidos en algún andén del Metro.
Por cierto, es en el Metro donde escuchas nuestra preciosa música venezolana como para que no te des cuenta de los harapientos viajantes que te acompañan pero resulta que uno de ellos eres ¡Tú! Zapatos esguañingaos, pantalones con las rodillas pelás... Jelouuuu. No mai fren.
Es simple. Pregúntate: ¿A quién estás ayudando?
..que fuiste tú, que si yo, que no, que si tú
te vieron que llevabas cafecito al morichal
y que Pedro, en los maizales,
tus espigas reventabaaa…
Ahí te dejo esa mi compai.